26 febrero, 2015

Un pequeño comentario sobre algún medio de comunicación.

Estos días atrás y durante unas semanas más, la estiba ha capitalizado, y puede que así continúe, el interés y la mayor parte de las noticias de la prensa especializada en el sector de transporte y más concretamente de la sección marítimo/portuaria de estos medios.
En líneas generales las noticias se están dando desde un punto de vista bastante respetuoso, aunque sin embargo siempre hay algún medio más sensacionalista que otros y que evita la normal prudencia realizando difamaciones de la forma más cobarde conocida. Es decir, descalificar diciendo que tu no has sido que ha sido tu abuelita.
Y en esto se lleva la palma uno cuyo editor tiene nombre del tiempo gerundio del verbo que se utiliza para definir la acción cuando una albañil pone un ladrillo sobre otro y cuyo segundo apellido es tan largo como poco común y es que ese segundo apellido es "Ingeniero de Caminos y Editor".
Pues este señor de ideas ultraliberales, que cuenta con la colaboración de un colectivo que agrupa gente de diversas ideologías y pensamientos (siempre que estos vayan desde la derecha hacia todavía más la derecha) y que tiene como redactor ocasional a un estibador por la universidad de Finlandia pero que sigue sin poder trabajar en España, lleva unas semanitas tocando los cojones pero que muy bien y de manera muy cobarde.
"Oye, que no soy yo, que son otros los que lo afirman pero yo sólo me hago eco de que los estibadores ganan no se cuantos Euros al año, y claro, como la envidia es el pecado capital de este país, y hay gente que es capaz de sacarse un ojo para que el tuerto se quede ciego, pues oye, que yo no digo nada pero que así se acabaron los "Privilegios" de otros, y que...." ¡Cobarde Patético!
Nosotros tenemos trabajo y no privilegios. Privilegios tiene la vicepresidenta del congreso que se gana la vida jugando al Candy Crash ese, o como se llame. Usted sabe perfectamente cómo se gana la vida un estibador y sólo centrarse en cifras propias de cuentos de caperucita, es una canallada. Publique usted una nómina de esas que afirma que existen, para así poder dirigirnos al compañero que gana eso y poder decirle, macho eres nuestro ídolo, dinos cómo lo haces.
Esta banda de ultraliberales lo que no cuentan es la realidad. Quieren una sociedad empobrecida porque a los trabajadores no les quieren reconocer el derecho a ganar un sueldo que no sea el de mileurista para abajo, nuca para arriba.
Lo que no cuentan ellos, creemos que no haría ni siquiera falta mencionarlo pero simplemente escribirlo me traslada a tiempos de juventud, y por eso voy a hacerlo.
Era el año 1993 y por aquel entonces era Presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Miguel Ángel Pesquera. este hombre tenía por costumbre realizar encuentros o seminarios en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menendez Pelayo. Concretamente ese año el encuentro se titulaba "La nueva Ley de Puertos y la Gestión de la Actividad Portuaria". En ese encuentro se celebró una mesa redonda en la que participaron diferentes personalidades que analizaban la situación desde diferentes puntos de vista. En una de las intervenciones uno de los participantes realizó un comentario sobre lo que se encarecía un producto debido a los costes de la estiba, refiriéndose de forma concreta al salario de los estibadores. A mi lado estaba sentado el que para mí ha sido el más brillante responsable estatal de puertos de UGT que era por entonces el bilbaíno Jesús García. Este pidió intervenir en el turno de los asistentes, para, entre otras cuestiones tapar la boca a quien realizaba semejante queja, para afirmar lo evidente "Estoy seguro y además usted no me va a poder desmentir, que si los estibadores trabajaran gratis, el coste final del producto al consumidor no tendría una repercusión a la baja ni de una peseta" (era el 93). Y efectivamente no le pudieron argumentar en contrario, pero es que Jesús era y espero que siga siéndolo porque hace mucho que le perdí la vista, muy listo.
Creo que con esto queda todo un poquito más claro.