08 septiembre, 2011

Los Gruístas. Los segundos que más entienden de grúas en nuestro puerto.

Comentaban en una tertulia deportiva que hubo un dirigente en el Betis que sabía un montón sobre el mundo del futbol a todos los niveles. Cuando le preguntaron a este hombre si se consideraba el que más sabía de futbol en España, contestó que no, que él era el segundo que más sabía de futbol en este país. El periodista le preguntó ¿Y cómo sabe usted que es el segundo que más sabe de futbol y no el primero? Y este hombre le contestó: En cualquier faceta de esta vida, siempre hay algún imbécil que se cree que es el que más sabe.

Lo mismo nos sucede en nuestro Puerto. Hace once meses se realizó un embarque en el que dos grúas tuvieron que trabajar en tándem. Tras consultar con los compañeros, los dos gruístas que forman parte del Comité de Salud Laboral de Sestisan demandan para futuras operativas similares, que se les dote de un sistema de intercomunicación manos libres que les permita comunicarse con los amanteros y fundamentalmente entre ellos sin necesidad de soltar las manos de los mandos de la máquina. Al final, alguien decide que no (el que más sabe del mundo sobre el asunto). Este alguien diseña una operativa que por supuesto no contempla las sugerencias de los profesionales. Parece que se tiene en más consideración la opinión de cualquiera que la de los que al final van a tener que realizar el trabajo.

Cuando ocasionalmente una empresa estibadora contrata una grúa automóvil externa, durante las preparaciones de las operativas la gente contempla al gruísta como si estuviera preparando la eucaristía. Silencio, atención y nadie cuestiona nada. A los gruístas de este Puerto se les está tomando por el pito del sereno y reclamamos al menos el mismo respeto que se tiene con los forasteros. No solo en este caso, si no en cualquier operativa.

No sabemos cuándo volveremos a realizar otro tipo de operativa en tándem, pero desde luego que si no se cuenta con nosotros, alguno tendrá que mentalizarse de asumir las posibles demoras que se originen hasta que se atiendan las demandas de los profesionales para trabajar con las garantías de seguridad imprescindibles.