Cualquier estibador del Puerto de Santander que lea estas
líneas, en este momento, sabe perfectamente a qué me refiero. Pero tampoco
viene a cuento ser muy concretos porque tampoco vamos a exteriorizar en exceso
este problema. De hecho, hoy hemos tenido una reunión para tratar este asunto
con la Directora del Puerto de Santander.
La reunión ha servido para mucho, pero en el caso que nos
ocupa, se nos ha ratificado que la única salida posible de este particular laberinto, es la que ya habíamos encontrado
hace dos semanas. Y es que no hay más. Parece que como la habíamos encontrado a
la primera, no nos vale. O mejor dicho, a alguno puede no valerle.
Si hay alguien que no entienda lo que voy a escribir a
continuación, lo siento, pero es que es así. No vale el argumento de que “es que siempre se hizo así” (ya sabemos
lo que les pasa a los que no evolucionan),
y menos cuando no existe base legal que soporte ese “sólido argumento”.
Digamos que si ponemos lo dicho anteriormente en pasiva,
podríamos afirmar que hemos vivido doce años en un sueño, y lo peor de los sueños
viene cuando te despiertas. O como en este caso, te despiertan. Por lo tanto
quedémonos con estos doce años como dato positivo.
Todos los representantes legales de los trabajadores
sabíamos que esto podía pasar y que en algún momento pasaría. Y ha pasado. Y por cierto, no utilizo el término de representantes legales de los trabajadores de forma casual. Ya puestos en plan didáctico, digamos que estos sólo son los que han sido elegidos como miembros del comité de empresa. Los delegados sindicales no son la representación de los trabajadores, si no de los sindicatos. (Nada más que era por aclarar).
SCAT aconseja mantener el Status Quo que recientemente hemos
pactado con las empresas estibadoras. Como en el caso de Isla Perejil, todo lo
que sea modificar este Status Quo, nos llevará a una situación que todos
sabemos que final tiene.
Eso sí. Estoy deseando que a alguien sepa encontrar otro
camino que me contradiga, porque a nadie le gusta se mensajero de la verdad
cuando esta nos saca de un sueño. Ardo
en deseos de aprender.
José Loreto.