Damos traslado al artículo publicado en el blog Puertoboss el pasado día 6.
Como estibadores nos viene bien saber que existen otras opiniones, otros puntos de vista y otra visión sobre nuestro colectivo y nuestra prefesión.
Y por si acaso, aclaramos que la publicación de este artículo lo hacemos con ese fin, sin que ello suponga que estemos de acuerdo con el contenido del mismo:
Anesco, Rigor y Coherencia.
Según artículo aparecido ayer (05-08-13) en la revista Puertos y Navieras, parece ser que en Anesco (Asociación Nacional de Empresas Estibadoras y Consignatarias) hay un descontento entre sus filas que está provocando la salida de alguno de sus miembros.También se dice en el mismo artículo que según fuentes de la administración “Anesco ya no sirve a los propósitos que tenían”.
Si la administración ¡ahora! tiene esa opinión sobre Anesco, es que hay mucho que revisar.
Este navegante aún recuerda los tiempos de Palao y de Irene Canalejo, cuando EPPE se echó en brazos de Coordinadora, para implantar un modelo de estiba que ha resultado no ser el más adecuado, a pesar que se ha intentado vender por parte de todos como un modelo de referencia.
Pues bien. En aquellos entonces (1986) había alrededor de 12.000 “estibadores portuarios”. Hoy quedan alrededor de 6.000 que según algunos se considera un pasivo social.
El fondo de la cuestión no es el número de “pasivos sociales”, sino que mientras no se deroguen el RD 2/1986 y el RD 371/1987 y las leyes de puertos incluido el texto refundido RDleg. 2/2011, el segmento de la estiba seguirá empecinado en una crisis legal, social y profesional.
Legal porque nuestras leyes ni se acercan a la realidad de globalización económica. Ni siquiera al cuerpo legal europeo por cuanto que en muchos aspectos choca con las leyes de competencia europeas y españolas. Véase la sanción y multa impuesta por la Comisión Nacional de la Competencia a los firmantes de la primera versión del tan traído y llevado IV Acuerdo Marco, del cual recientemente se ha firmado la segunda versión.
Social porque el gueto que supone la exclusiva legal del trabajo estibador a los trabajadores de las sociedades de estiba (Sdades. Mixtas, Apies y Sageps, hasta el momento) incide negativamente en la sociedad por sus costes y condiciones, ya que se trata de un pseudo monopolio legal, y no por el hecho de que también por ley tengan reconocido el rango de trabajadores del mar, lo cual es un acierto si se conoce la penosidad y peligrosidad que encierra el trabajo de la estiba. Es más, algún verdadero profesional de la estiba hace tiempo que reclama un “estatuto portuario” similar al estatuto minero para acoger a “todos” los que desarrollan su trabajo en los puertos.
Profesional porque no existe una formación pública y reglada que permita la adecuada profesionalización de los distintos actores de las operaciones de estiba, y además, porque la profesionalidad debe estar en manos de las empresas, no en un grupo de trabajadores donde el proceso formativo se ha convertido en un sistema gremial.
En tanto en cuanto no se trabajen esos puntos como básicos para una ¡nueva! legislación, seguiremos por la senda de los apaños, el trapicheo y la picaresca, costumbres éstas tan españolas que no sorprende den frutos amargos.
Si los miembros de Anesco usaran de vez en cuando el rigor y la coherencia con los principios empresariales más elementales, donde el beneficio económico y el coste, no son o no deben ser los únicos objetivos, hace años que los distintos presidentes de EPPE y OPPE, junto a los correspondientes ministros de Fomento y/o Obras públicas, se hubieran visto obligados a modernizar la estiba española.
Pero no, para EPPE/OPPE era mejor trapichear con los agentes sociales (Anesco y Sindicatos), a fin de alcanzar o mantener cotas de presencia política mediante Acuerdos Marcos, Autoridades portuarias, Comunidades autónomas y Sociedades de estiba.
Los sueños de exclusivas y la nefasta tendencia a poner barreras a fin de conseguir la pseudo monopolización de una determinada actividad (estiba), se debían haber acabado con el libre mercado instaurado por la Constitución del 78.
Ya se sabe: los sueños, sueños son. Lo jodido es despertar aunque se quiera retrasar artificialmente ese momento. Cuando se despierta los sueños se desvanecen y los primeros que deberían tenerlo en cuenta son los empresarios y los políticos.
No obstante, el problema no es solo español y Europa también lo padece, aunque la ventaja democrática que nos llevan les proporciona algunos avances en esta materia.
Buen debate que no se solucionará metiendo la cabeza debajo del ala, como tampoco repitiendo modos y maneras que más pronto que tarde acabarán por dejar en evidencia a la estiba española.
Se debe avanzar hacia la modernidad: competencia, competitividad, eficiencia y responsabilidad social. Para ello Anesco, Sindicatos y Ministerio de fomento (OPPE), deberán actuar con rigor y coherencia, empezando por cambiar a sus representantes cuya experiencia en el trapicheo político-concesional-negocial no ponen en valor la mejor muestra de conocimiento exhaustivo de la estiba aunque ellos crean que sí. ¡Cuantos pululan por Anesco y OPPE que se consideran expertos!…
Así nos va.