Por un lado, la resolución de
la denuncia del modelo de estiba español en el Tribunal de Luxemburgo,
que seguirá coleando a pesar de una nueva temporada con un nuevo Acuerdo
Marco de la estiba. Esta asignatura, con los alumnos encabezados por su
profesor José Llorca, que han decidido dejar pendiente para septiembre,
se reaparecerá a medida que pase el tiempo.
El sistema de la estiba
español está perdiendo una oportunidad para acordar, por la vía de
consenso, su verdadera reforma. Sin embargo, los protagonistas han
elegido el habitual sistema de patada hacia delante con un horizonte
de 6 años para ver qué ocurre. En el fondo, en este país de lo
políticamente correcto, todo el mundo está esperando a que los problemas
se los resuelva el de al lado. De esta forma, es más cómodo esperar que
el Tribunal de Luxemburgo dictamine y, como ha pasado con el tax lease,
nos den un susto, ese susto después se negocie con el Gobierno de
España, se quede en menos susto y al final de los sustos, los paguen los
contribuyentes reestructurando el sector a cargo de su bolsillo, y aquí
no ha pasado nada. Evidentemente, no hay que criticar a la gente,
porque se le ha enseñado que esta es la sistemática correcta y por
tanto, todo el mundo se adhiere a ella.
El segundo problema es la denuncia por el Tribunal de Cuentas de la
Unión Europea del sistema Marco Polo, que sí conlleva una denuncia más
profunda de todos los sistemas de apoyo a la transferencia modal. En
este caso, la transferencia modal que el programa Marco Polo lleva
intentando realizar desde 2003, es desde la carretera al barco. La
UE no se pone de acuerdo consigo misma en si apoyar sistemas como el
Ecobonus italiano, que prima directamente al transportista con un cheque
por semirremolque enviado, que se aproxima al 30% del coste, y como
siempre los Gobiernos prefieren tener maniobrabilidad, pactando ayudas
de Estado o por la vía de Marco Polo, favoreciendo algunas líneas sí y
otras no.
El dictamen del Tribunal de Cuentas europeo, que además sigue al informe
sobre Marco Polo de la propia Comisión, es contundente y demoledor, y
no se puede esperar que con ese informe de aquí en adelante haya un Marco Polo 3 o sistema parecido.
Esto pone también en tela de juicio las ayudas de Estado, como las
previstas y asignadas en el acuerdo bilateral entre España y Francia
para proponer las Autopistas del Mar entre el norte de España y Francia.
El tercer punto es resolver definitivamente el tema del tax lease,
que evidentemente al haber subido la devolución de ayudas obligatorias
del 2007 en adelante, se verá reducido de los 2.800 millones iniciales.
Esto va a acabar en otro susto para los inversores, astilleros y
navieros, que acabará teniendo que pagar el Estado, si no quiere que
huyan los inversores de cualquier sistema de bonificación.
El Estado pagará, pero ahora se haya en el dilema de si seguirá con este
tipo de bonificaciones, que como se viene pregonando, irá suprimiendo
casi todas las deducciones que se aplica al Impuesto de Sociedades, lo cual al final puede ser tanto como ponerle dificultades al tax lease en el futuro.
Fuente: Revista Puertos y Navieras. Artículo de su editor, Armando Estrada
La Publicación de este artículo no implica que estemos de acuerdo con las opiniones que en el se recogen.