Publicaba ayer el diario del gobierno de Cantabria la noticia
del comienzo del desguace de la draga “Virgen de Loreto”, como si esta draga tuviera el nombre de la patrona de
la aviación.
No señor periodista, la draga se llamaba sencillamente Loreto.
La noticia no es un mazazo para los que hemos vivido parte
de la historia de la entonces Junta del Puerto, o lo que es lo mismo, la
historia de los que hacen que esta tenga sentido. La de las personas que en
ella han trabajado. Es la típica noticia
que te produce tristeza pero al mismo tiempo te alivia de ver el deterioro y la
agonía por abandono de algo que quieres, de algo que aprecias.
Yo viví esa draga. Por circunstancias de la vida, y porque entonces
eran otros tiempos en los que esto que voy a contar era posible, y por razones que no vienen a cuento pasé algunos ratos de los veranos de mi
infancia en esa draga.
La primera vez que yendo con mi difunto padre en la motora Carmen
(no Virgen del Carmen como diría el periodista) y me acerqué a la draga, me
quedé impresionado. El rugir del rosario; ver como caía el lodo que este sacaba
al ganquil abarloado en uno de sus costados, era una imagen impresionante.
Cuando además vi el nombre en el Puente, LORETO, me quedé, por razones obvias,
asombrado, sin respiración durante unos segundos. Allí estaba de cocinero mi
tío Julio Loreto “Puchades”, la primera cara con la que me encontré, la cosa no
podía comenzar mejor. Con una cara más amable. Era mi tío Julio un hombre con
una salud inversamente proporcional al gran corazón que poseía y padre de un
compañero (y primo mío, lógicamente) que trabaja actualmente en la Autoridad
Portuaria. Cuando falleció Julio, le sustituyó hasta su jubilación Lupitinio,
buenísima persona. Allí, en la Loreto,
estaba de maquinista Máximo de la Fuente, padre de nuestro compañero estibador
Maxi, Nando de Patrón Dragador, persona muy querida por mi familia; Benjamín García
Pastor de Jefe de Máquinas (al no ser un buque no tenía capitán) ; Setién de
Engrasador, el padre de Pedro, compañero de la Autoridad Portuaria; Lucas, nuestro compañero jubilado en la
estiba, también fue marinero en esta draga y si mal no recuerdo, antes que él
estuvo en ella su padre. Me vendrán más nombres a la cabeza, pero a esta gente
a la que conocí siendo un niño, con menos de 8 años, luego, años más tarde me
los volví a encontrar a la mayoría de ellos como compañeros de trabajo. En fin,
muchos y grandes recuerdos de esos que te ponen nostálgico.
Lo que lamento profundamente de esta situación, no es que
desaparezca la Draga. Antes lo hicieron
todos los buques de la Junta del Puerto a medida que se fueron quedando
obsoletos. Lo que lamento es como finaliza sus días. Parecía que iba a quedar
como recuerdo, como parte de la arqueología industrial de nuestra bahía. A mí en principio nunca me gustó como quedó
en el Dique de Gamazo. Digamos que no se tenía una buena vista de ella. Había
quedado muy baja. Pero bueno, ahí estaba como recuerdo de la vieja maquinaria
que contribuyó a engrandecer este Puerto. Y sin embargo, la han ido dejando
pudrirse de forma despiadada. Eso es lo que me fastidia. Porque cualquiera de
sus “compañeros” tuvieron el final adecuado para un barco. El desguace o el
naufragio. Todos tuvieron mejor final y todos los conocí y en todos embarqué: Llegue
a conocer su antecesora, la Osa, la Virgen de la Peña, el Fontibre, Suances y
Reinosa que eran los gánguiles de la Loreto. El Reinosa fue cedido en 1983 a la
Junta de obras del Puerto y Ría de Avilés, El Fontibre fue vendido a Requejada
Shipping que lo reconvirtió en carguero con el nombre de Polanco y se hundió el 26 de septiembre de 2000 frente a la costa de Lugo, siendo
sus seis tripulantes rescatados por el helicóptero de Xunta de Galicia"
Pesca 2", conocí y pisé
el Remolcador Conde de Ruiseñada, a una empresa con base en Algeciras pero nunca llegó a su
destino ya que el 6 de marzo se dejó de tener contacto con él, hundiéndose a la
altura de Lisboa sin que se conozcan las causas y pereciendo sus seis
tripulantes, tres de ellos santanderinos. Durante su pertenencia a la Junta de
Obras del Puerto, tuve el privilegio de embarcar en él ya que se encontraba
entre la tripulación mi primo José Luis Castillo. Embarqué en las Prietsman 2 y
3. En una de ellas trabajó como fogonero mi tío Lorenzo Castillo. Embarqué en
el Ganguil Capegán. Curioso Ganguil fueraborda que servía de apoyo a las
Prietsman. He embarcado en la draga Pedreña, en la batea Parayas, en el lanchón
del buzo y por supuesto en las motoras Solía (transformada pero en activo), Carmen cedida en los años 80 al puerto de Avilés y la desaparecida Huera… todos fueron teniendo su momento de obsolescencia, pero todos
tuvieron un final algo más digno.
En este caso ha sido el abandono hasta que
fuera tan evidente el deterioro como inviable su recuperación, para darle matarile. En el fondo, para la
gentuza que nos gobierna ¿Qué más da la historia del Puerto? ¿Para que
conservar nada de él, si parece que el propio Puerto en sí mismo les molesta?
En otros lugares tratan mejor sus reliquias portuarias. Conservan viejas grúas,
cuando aquí tenemos una autentica joya que le estorbaba, (acabado en baba), a
un banquero y los lameculos de turno se apresuraron a justificar su traslado a
un lugar en el que tendría sentido alguno. La iniciativa ciudadana detuvo ese
expolio. En otros puertos conservan
viejos tinglados en el centro de la ciudad, de los que se hacían en ladrillo, y
los han reconvertido en espacios culturales. Aquí se tiraron todos y lo único
que queda, que es Villa-Chis, lo han adornado como si de un muestrario de hules
se tratara. Que falta de respeto. Se conserva una preciosa Priestman, pero está situada donde
ningún santanderino jamás la podrá contemplar. Junto a los silos de Cementos
Alfa, en Raos 9. Y una vez salvada momentáneamente la Grúa de Piedra, no nos va
a quedar más que el propio Dique de Gamazo. Un autentico lujo de dique, realizado
en piedra de sillería colocada creando gradas. Por cierto, y antes de que se me olvide, la Loreto y la Grúa de Piedra tuvieron una estrecha relación. Cuando la draga realizaba sus paradas técnicas para reparar, sólo la grúa de piedra era capaz de levantar el peso de los cagilones que componían el rosario de la Loreto. Así que fiel y periodicamente, la draga visitaba a la vieja grúa.
Una vez retirada la Draga Loreto, y viendo cómo actúa esta
peña, contratarán al mas friki de los arquitectos/diseñadores/hijosdeputa, para
convertir el Dique en un jardín botánico o una sala de exposiciones de trajes
de lagarterana, pero en cualquier caso en algo que haga olvidar que allí se
repararon barcos, que allí hubo industria, la mayor concentración de industria
y de puestos de trabajo de alto valor añadido que nunca jamás pudo tener esta
ciudad. La ciudad de Santander. Y eso nos lo quieren hacer olvidar. Pero ya
estoy yo aquí para recordarlo, para que esto no se olvide.
Ahora el viejo dique tiene que vivir su anteúltima
humillación. Él que siempre fue utilizado en labores creativas, él que siempre
sirvió para reparar, ahora es utilizado como improvisado desguace. Seguro que
le aguardan cosas aún peores. El Mundial de vela está cerca y el mundial de
vela todo lo justifica.
Fdo. LORETO, José Loreto.
En esta vieja foto vemos a un carguero desatracando del muelle de Maura y a la Loreto a la izquierda y a la Parayas a la Derecha en plena faena para hacer de este puerto un puerto más grande.
Aquí la Loreto como siempre la recordaré y como siempre la recordaremos todos los que hacemos algo más que quemar una etapa de nuestra vida en el puerto. Simplemente el Puerto de Santander es nuestra vida. Es nuestra historia.