Hace tan solo unos meses se celebraron elecciones legislativas en España. Muchos creyeron las palabras del Sr. Rajoy, quien por cierto poco se mojó en campaña. El y su partido se volcaron más en destacar los posibles errores del Gobierno de Zapatero, que en exponer su propio programa. Lo que parecía evidente era que no iban a hacer lo mismo que criticaban, como tampoco incumplirían en tampoco tiempo sus promesas electorales. Critcaron la subida del IVA con duras palabras (recordemos lo de las golosinas de los niños que le reprochaba Rajoy a Zapatero), la sanidad y la educación no se tocarían, embistieron duramente contra el anterior Gobierno por su reforma laboral y tampoco debemos olvidar las críticas por asuntos más delicados, pero la decepción que se han llevado las víctimas del terrorismo con el Gobierno Popular no es para olvidar, o la vergonzosa actuación abandonando al Partdio Socialista en el Gobierno Vasco, dándose prisa por entregar ese Gobierno a los Nacionalistas, como adelanto a futuros pagos. Podríamos seguir, pero tenemos bastantes argumentos. Eh, que se nos olvidaba, ¿recordáis a Mariano afirmando que con por el mero hecho de ganar él las elecciones España recuperaría el prestigio internacional que había dilapidado Zapatero? Ahora se descojonan de nosotros Argentina, Bolivia y la mismísima Gibraltar.
Hace dos semanas, sacaba pecho la resumida Vicepresidenta del Gobierno para afirmar que semana tras semana continuarían aprobando reformas en el Consejo de Ministros. Poco les ha durado el ímpetu. Tanto ayer como hoy, el Gobierno Español ha dado muestras de desorientación, de desánimo y de fatiga. Ha aparecido el término "corralito" en nuestro lenguaje. Han pedido tanto el Presidente del gobierno como el payasete del Ministro de Economía (le gusta hacer muchas monadas y tonteriucas en los pasillos de las cumbres), Auxilio a la Unión Europea. No podemos hacer más, ahora os toca a vosotros, han afirmado. No dan crédito, todas sus reformas solo sirven para crear más desempleo, más pobreza, más desconfianza... y no calman a los mercados. Los famosos mercados. ¿será la culpa de los mercados o de los mercaderes? En definitiva la señal de socorro está lanzada y nos tememos que nadie va a rescatarnos.
En lo que a nosotros más de cerca nos toca comentar de todo esto, que es la reforma laboral, de verdad, y sin entrar en más análisis al respecto que ya están todos hechos por gente bastante más competente que nosotros como pueden ser los Secretarios Federales, Regionales o Confederales, pero ¿como se le ha ocurrido al gobierno aprobar una reforma laboral con cinco millones de parados y afirmando que los frutos se verán a largo plazo aunque de momento generarían más paro? El paro había que intentar atajarlo ya, no mañana ni mucho menos pasado mañana. Ya. ¿Y ahora que hacemos?....
Pero nosotros tenemos un problema mucho más cerca, mucho más definido, pero no menos preocupante. Nuestro Gobierno Regional. ¿Que vas a esperar de unos gestores que a la empresa pública que vela por la seguridad de todos nosotros, como es el 112, amenaza a parte de sus trabajadores con despedirles y luego se les ofrece una rebaja salarial para no perder el empleo? ¿Tiene esto nombre? Si, lo tiene, pero es mejor que se lo pongáis vosotros mismos.
Este Gobierno no aprende de los ejemplos de los demás. En donde menos se nota la crisis es donde más peso específico tiene el tejido industrial, como pueden ser Navarra o País Vasco. Aquí sin embargo nos lo jugamos todo al turismo. La apuesta por el turismo puede ser válida siempre que sea complementaria a la industria. Aquí esa vía de desarrollo se ha abandonado. No se pueden establecer nuevas industrias en el arco de la bahía no vaya a ser que le jodan las vistas al Sr. Botín, ese que cada mañana después de echar una buena cagadita se asoma al balcón de su palacio de Perez Galdós y observa muy ufano su gran obra, su "precioso" y preciado Bunker. Bueno pues para que nada le estorbe en su vista, industrias fuera. Vamos a poner hoteles en Cabarceno, Teleféricos en Vega de Pas, peatonalizamos Lealtad (no deben caber los transeúntes por las aceras de todo lo que vende sus comercios ahora que viene tanto crucero y no debe haber nada más importante para gastar el dinero) y mientras tanto despedimos médicos (que guarden las batas blancas que les pueden servir para ser pinches de cocina en el hotel de Cabárceno) o cerramos geriatricos. (Seguro que los señores padres de los que toman estas decisiones, en caso de necesitar atención la tienen de forma "particular").
Y continuando con el camino descendiente que llevamos, llegamos a casa. Al Puerto. Aquí nos han colocado a José Joaquín, al que no vamos a juzgar desde el punto de vista político por que no es nuestro cometido, y porque además ya lo hicieron los ciudadanos en las urnas, y su propio partido cuando le ha mandado para casa. A nosotros nos toca juzgarle como gestor. Un puto desastre. Ya está. Tiene a los trabajadores de la Autoridad Portuaria (a todos menos a tres) hasta los mismísimos. Tiene que cumplir objetivos, reduce salarios, aumenta jornadas, reduce gastos en todo, en iluminación ,en limpieza de las oficinas y hasta de los servicios... El dinero se gasta en acometer unas obras tan innecesarias para el Puerto, como imprescindibles para liberar al Sr. Botín el camino para que pueda levantar su segunda gran obra, la que observará desde el balcón de su despacho. D. José Joaquín se gasta el dinero en estos menesteres y tiene proyectado gastarse un montón de millones en acondicionar los Muelles de Maliaño, para el atraque de cruceros. Y no hay más. No existen más proyectos. Lo del relleno y ampliación de Raos es ficción. Y la pregunta es una vez más la misma. ¿Esta región va a encomendar su futuro al turismo?.
El Puerto de Santander, pese a los esfuerzos que realizan sus trabajadores, las empresas Consignatarias y las Estibadoras, agoniza. Quizá las cifras puedan llevar al error, en el caso de haber algún incremento en los tráficos. Lo cierto es que la actividad es nula. Se trabaja en días muy concretos, con dos tráficos que subsisten, y poco más. Y esto no es una cuestión solo de empleos directos. Esto afecta y repercute en todo el sector del transporte, hostelería y comercio.
Mientras tanto, nuestros vecinos vascos están preparando el traspaso de la Gestión de los Puertos de Bilbao y Pasajes al Gobierno Vasco a través de una sola Autoridad Portuaria que optimice los tráficos, para poder, entre otras cosas, aplicar la mayor bonificación a las tarifas que la Ley de Puertos permite ( pinchar aquí para ver noticia en Diario del Puerto). Osea, parecido a nosotros.