Ayer hubo Asamblea. Extraña Asamblea en la que se omitió información
con las posibles consecuencias que de ello se pueda derivar.
Al margen de esto se puso en evidencia que en los órganos de
representación de los trabajadores estamos SCAT y los demás (el resto de sindicatos). Tenemos
nuestros puntos de coincidencia con ellos y nuestras diferencias. Sin embargo
el resto siempre coinciden en todo, casi se podría realizar una triple fusión, y cómo siempre se produce la misma conjunción y los distintos somos nosotros, hemos llegado a la conclusión de que somos los que
llevamos el paso cambiado.
Viene esto a colación por un punto del orden del día que se
votó sin previo debate en la Asamblea; el de las rampas.
Cansados estamos de
oír al líder del sindicato sin representación en el Comité, la inmodesta e insistente
afirmación que se dejó de nombrar esa especialidad porque a él le cogió de
vacaciones. Ya llovió de aquella.
Cierto es que por parte de los
empresarios, atendiendo a una reclamación de la Autoridad Portuaria sobre el
abaratamiento de costes en las conexiones de ferry, y acogiéndose a lo dispuesto sobre
movilidad funcional se dejó de nombrar el rampista pero continuábamos
realizando la tarea a cambio de un plus,
ya que el trabajo figura en el ámbito funcional de nuestro convenio para
el grupo II. Ahora a quien pronunció esas palabras y al resto de
sindicatos, Coordinadora incluido, se les ha ocurrido que lo mejor que se puede
hacer es renunciar al plus y al trabajo. Tal cual. Sin debate y sin propuesta alternativa. Democráticamente se ha votado y han ganado la
votación. Alguno sin ponerse ni colorado por sus propias contadicciones, y con la satisfacción de haber vencido.
Pírrica victoria. Y tal y como diría el propio Pirro de
Epiro tras la batalla de Heraclea (280 a.c.) en la que venció a los romanos “Si
consigo otra victoria como esta, estoy perdido”. Por lo tanto, aunque
este tipo de decisiones finalmente nos afectan a todos por igual, al menos
nos queda la satisfacción de haber llevado el paso cambiado.